El chino de Henning Mankell

Título: El chino

Autor: Henning Mankell

Editorial: Tusquets

Páginas: 615




Sinopsis:




Una mañana de enero de 2006, en el pueblecito sueco de Hesjóvallen, aparecen brutalmente asesinadas diecinueve personas. Una cinta de seda roja encontrada en la nieve pone a la jueza Birgitta Roslin en la pista de una inquietante trama que se remonta al año 1860, cuando miles de chinos fueron llevados a Estados Unidos a trabajar casi como esclavos en la construcción del ferrocarril en la costa oeste. Las consecuencias de esa dramática odisea llegan hasta la conflictiva pero poderosa China del siglo XXI, donde cruentas luchas de poder en el seno del Partido Comunista Chino están decidiendo el futuro del país a las puertas de los Juegos Olímpicos.




Reseña:




'El chino' es una de las obras más conocidas de Henning Mankell y aunque la sinopsis deja un buen sabor de boca, lo que encontramos en la novela es otra cosa muy distinta.



La estructura de la novela está divida en cuatro partes, intercalando China y Estados Unidos en el siglo XIX frente a Suecia a principios del siglo XXI. Crea un contraste no solo de personajes también paisajísticos y cultural, una mezcla que resulta bastante extraña.




Quizá, lo menos verosímil de la novela es que se produzcan diecinueve asesinatos en un país como Suecia, siendo más propio de Estados Unidos o incluso Rusia. Además, los personajes están plagados de clichés propios de la novela policíaca.




Por otro lado, se intercalan demasiadas historias secundarias, lo que hace que el lector termine desviando su vista del hilo conductor y de la historia principal. Así, encontramos en la segunda parte un libro de viajes y aventuras: piratas, secuestros o muerte en el siglo XIX, alejado de ese paisaje frío y nevado que nos presenta el autor en la historia principal.




En conclusión, es un libro demasiado densa para tratarse de una novela policíaca que debería mantener al lector atrapado casi de principio a fin y en esta ocasión, Henning Mankel no lo consigue. Un ejemplo más, de una literatura comercial con personajes superfluos.