Serotonina de Michel Houellebecq

Título: La Náusea

Autor: Jean- Paul Sartre

Páginas: 271




Sinopsis:



Después de haber pasado unos años viajando, Antoine Roquentin, hombre de treinta años que disfruta de una modesta renta, se halla instalado en la ciudad portuaria de Bouville dedicado a escribir un libro sobre un turbio aristócrata del siglo XVIII. Sin embargo, un día se ve asaltado por una sensación desconocida, la Náusea, cuya revelación como el sentimiento radical de la contingencia y la soledad del ser humano cambiará por completo su vida de sentido.



Reseña:




La Náusea fue publicada en 1938, se trata de la primera novela del filósofo y escritor francés Sartre. En ella se exponen ideas de corte existencialistas donde su protagonista, Roquetin, se planteará cuestiones como el sentido del hombre o su existencia.




Roquetin es un historiador joven, de treinta años y soltero que tomará como punto de partida escenas cotidianas para llegar a la conclusión de su propia repugnancia e insignificante vida.

Desde el punto de vista de la estructura, está escrito en primera persona, a forma de diario. Esto proporciona un carácter íntimo a la novela, proporcionando al lector casi una sucesión de confesiones de la teoría filosófica del propio Sartre a través de su protagonista Roquetin.




Estas reflexiones suceden poco a poco, descubriendo revelaciones e influencias de otros grandes filósofos como Hegger. También es necesario relacionar La Náusea con El extranjero de Albert Camus, la personalidad del protagonista, el individualismo o la soledad son solo algunas características que comparten ambas obras. Toma mayor importancia ésta última temática, la soledad y la vida vacía llevará al hombre a su propia repugnancia, a la propia Náusea.



“[…] Ya no soy libre, ya no puedo hacer lo que quiero. Los objetos no deberían tocar, puesto que no viven. Uno los usa, los pone en su sitio, vive entre ellos; son útiles, nada más. Y a mí me tocan; es insoportable. Tengo miedo de entrar en contacto con ellos como si fueran animales vivos. Ahora veo; recuerdo mejor lo que sentí el otro día, a la orilla del mar, cuando tenía el guijarro. Era una especie de repugnancia dulzona. ¡Qué desagradable era! Y procedía del guijarro, estoy seguro; pasaba del guijarro a mis manos. Sí, es eso; una especia de náusea en las manos”



Aunque, también es necesario señalar la casi inexistente trama de la novela, se trata pues de una sucesión de imágenes que conllevan reflexiones pero prácticamente carente de acción. No debe parecer raro, ya que, Sartre utiliza la literatura como pretexto para exponer sus ideas añadiendo, además un gusto estético extraordinario:



“Sonreía. Primero perdí el recuerdo de sus ojos, luego el de su largo cuerpo. Retuve lo más que pude su sonrisa, y hace tres años también la perdí. Hace un rato, bruscamente cuando recibí la carta de manos de la patrona, volvió: creí ver a Anny sonriendo. Aún trato de recordarlo; esa ternura está ahí, muy cerca; lo único que pide es renacer. Pero la sonrisa no vuelve se acabó. Permanezco vacío y seco.”