Vidas paralelas de Carlos Pérez Merinero

Título: Vidas paralelas

Autor: Carlos Pérez Merinero

Editorial: Colección Carlos Pérez Merinero

Páginas: 147

Género: teatro/ guión de cine




Sinopsis:



Miguel Casares un actor retirado de unos sesenta y cinco años, asqueado por el devenir de la vida, de los homenajes a toda una vida dedicada al cine, es testigo de un asesinato. El asesino que acaba con la vida de una mujer delante del propio actor, también se dará cuenta de que Miguel ha visto todo lo que ha sucedido. Comienza así una historia de giros inesperados, sin duda impredecibles por el lector y plagado de un amargo y ácido humor negro.




Reseña:



La facilidad con la que se lee esta obra es pasmosa, no solo porque nos encontramos ante un guión de cine, el cual yo prefiero ver como una obra teatral sino porque además, la sencillez con la que Pérez Merinero expone a los personajes junto con una trama inesperada de principio a fin, hacen que uno no quiera soltar el libro hasta que no lo haya devorado.



“Sus textos nos hablan con su voz, sus personajes – nos acercan al tiempo que vivió, a su ideología, a sus críticas, a sus desafío a las convenciones, a su insistencia por disfrutar de la escritura a la par que experimentaba con lo heredado, hasta desarticularlo, llevarlo al límite y sobrepasarlo, subvertirlo y, ¿por qué no?, parodiarlo.” Afirma J. Jesús Aguilar y no podría estar más de acuerdo con él, es interesante encontrar en un guión dotado con características de novela negra como el autor es capaz de jugar con un humor negro que resulta desconcertante para el lector.




Desde el punto de vista del género, no sería fácil clasificar esta novela, ya he mencionado con anterioridad que se trata de un guión de cine, al menos, así se ha querido clasificar debido a la profesión de cineasta Pérez Merinero, aunque en muchas ocasiones, al leer el texto he preferido imaginarlo en un teatro. Las escenas son escasas y tétricas, los diálogos concisos y es casi inevitable imaginar a los personajes es escenarios lúgubres.




Por otro lado, a penas existen las acotaciones y las que proporciona Pérez Merinero siempre dejan una libre interpretación tanto para el director como para el actor. Aunque a penas existen referencias sobre vestuario, sí que está muy presente la simbología, es decir, Merinero es gran conocedor de la tradición literaria y sobretodo dramática, por tanto, emplea de forma concisa la semiótica, lo que permite la comunicación entre el escritor y el público a través de luces, sombras, música, sonidos u objetos.



También es interesa destacar la omisión de cuerpos de policía a lo largo de toda la obra, según he podido saber, se trata de una característica del propio Merinero. Llama la atención que se trate de un tema como un asesinato y que en ningún momento aparezca ningún policía o investigador, serán los propios personajes los encargados en solucionar sus problemas sin ninguna ley o autoridad de por medio.

En ocasiones, la difusión de la trama, los personajes y los diálogos caótico o repetitivos nos remontan al teatro de lo absurdo, junto, principalmente a la dualidad del individuo frente a la sociedad unido a rasgos existencialistas.

Estos rasgos crean un grandísimo contraste al unirlo con un humor ácido que en ocasiones deja perplejo al lector, debido a la situación en la que se encuentran los personajes y a la escenas que permiten al lector que se ría en los momentos de mayor tensión dramática.



Por último, lo que más destaco es al protagonista Miguel Casares debido a la personalidad, la descripción de personaje solitario y hastiado de la sociedad en la que vive. En determinadas ocasiones y salvando las distancias, he sentido un suave recuerdo a Crimen y Castigo , el asesinato, la angustia, el remordimiento e incluso la compasión están presentes en la obra. Sin duda, una obra que no deja indiferente.